Las cucarachas son una de las plagas más comunes. Su cuerpo es aplanado, ancho, de forma ovalada y está  protegido por un duro exoesqueleto. Además, tienen unos grandes ojos que están formados por partes bucales que pueden morder.

Estos insectos tienen un tamaño que varía según la especie. La Macropanesthia rhinoceros es una de las más pesadas, llegando a pesar 30 gramos.

En este post vamos a centrarnos en hablar de cómo influye el cambio climático en el ciclo de vida de las cucarachas.

El comportamiento, la distribución geográfica, el desarrollo, la supervivencia y la reproducción de las plagas urbanas se ven influenciados en gran parte por las temperaturas.

Las cucarachas y las altas temperaturas

Debido al calentamiento global, las temperaturas cada vez son más altas; por lo tanto, los inviernos son cada vez más cortos y menos intensos, lo que provoca que el ciclo de vida de las cucarachas se vea afectado, ya que al aumentar las épocas de calor, el ciclo de reproducción de estos insectos se alarga, aumentando notablemente la población. El hecho de que tampoco haya depredadores que eliminen la plaga hace que cada vez sea un problema más difícil de resolver.

Con una temperatura de 20 grados, la tasa de reproducción de las cucarachas se duplica por cada aumento de 5 grados.

En España, se ha producido un grave aumento de las cucarachas de alcantarillado (Periplaneta americana), sobre todo en la parte del sur, llegando también al centro de la península. En concreto, esta especie tiene un tamaño grande y puede planear, lo que le permite entrar en edificios de manera más fácil, volando desde una altura superior.

El crecimiento de las ciudades, la globalización, el aumento de los viajes y el tránsito de mercancías son factores que también influyen en el aumento de plagas urbanas.

Los insecticidas y las temperaturas

Por otro lado, también la eficacia de los insecticidas se ve afectada, ya que las propiedades físicas y químicas del producto, como puede ser su estabilidad, vaporización, penetración y degradación, dependen de la temperatura. A mayor temperatura menor residualidad y menor eficacia para matar insectos. Por eso, las empresas de control de plagas tienen neveras para almacenar los geles y los líquidos insecticidas para evitar que se degraden.

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